Los â??muyahidinâ? toman el último bastión protalibán y Rumsfeld reconoce que unos 2.000 combatientes intentan darse a la fuga
(AFGANISTAN) Estados Unidos llegó a Afganistán en busca de un hombre y, a pesar de su aplastante victoria militar, va camino de marcharse sin encontrarlo. Las tribus locales aliadas con los norteamericanos anunciaron ayer la conquista del último reducto de AL QAEDA en las colinas de Tora Bora, pero no encontraron ni rastro de Osama bin Laden ni de sus lugartenientes.
«Hemos tomado la última cueva y no estaba ahí, no sabemos dónde ha podido ir», decía el comandante Hazrat Ali al anunciar el amargo triunfo de sus hombres. La batalla final por Tora Bora terminó con la muerte de 200 miembros de AL QAEDA y la captura de otros 25.
Aviones B-52 norteamericanos continuaban ayer bombardeando la remota región montañosa del este de Afganistán con el OBJETIVO de impedir la huida a Pakistán de varios centenares de guerrilleros que lograron escapar.
Decenas de ellos han cruzado en los últimos dos días la frontera en mulas, a través de remotos picos nevados y eludiendo a las tropas paquistaníes que tratan de bloquear su paso.
El secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, aseguró nada más llegar ayer a Afganistán en un viaje sorpresa que las acciones militares no se detendrán hasta que concluya la persecución de los últimos grupos de AL QAEDA. «Hay 2.000 terroristas tratando de huir. Dudo que la operación esté terminada», dijo Rumsfeld.
La última batalla de Tora Bora se concentró ayer en los alrededores de la cueva donde el PENTÁGONO creía que se ocultaba el fugitivo más buscado y principal sospechoso de la organización de los atentados contra Nueva York y Washington el pasado 11 de Septiembre.
Los aliados de EEUU se encontraron en su interior con seis guerrilleros: uno de ellos murió en el asalto y los otros cinco se entregaron. «Teníamos INFORMACIÓN de que Bin Laden había estado ahí hace unos días, pero se marchó», aseguraba el comandante Ali.
Los aviones norteamericanos llevaban nueve semanas bombardeando sin descanso el complejo de galerías subterráneas construido en los años 80 por los muyahidin que luchaban contra las tropas soviéticas y ampliado más tarde por AL QAEDA como su base de operaciones.
Los tres comandantes del este de Afganistán aliados con EEUU se decidieron a lanzar una ofensiva definitiva sobre las posiciones del ejército de Bin Laden después de que fracasaran las negociaciones para lograr su rendición.
El último día
«Controlamos toda la región. Ya no hacen falta más ataques aéreos, nuestros hombres pueden peinar la zona. Hoy es el último día de AL QAEDA en Afganistán», dijo Haji Mohammad Zaman, otro de los tres jefes locales que han dirigido la operación.
Los prisioneros capturados en los últimos tres días han sido trasladados al cuartel general del pueblo de Agam, en las Montañas Blancas, antes de que se decida si son entregados a EEUU o al nuevo Gobierno afgano de Hamid Karzai.
Decenas de furgonetas cargadas con muyahidin tribales seguían yendo al frente a última hora de la tarde de ayer para batir la zona y registrar junto a comandos especiales norteamericanos las cuevas más inaccesibles.
Zaman dijo que sus hombres se encuentran agotados y hambrientos tras dos días de ofensiva y que hoy comenzarían a enterrar los cuerpos de sus enemigos muertos en combate. «No sabemos si entre ellos hay líderes de AL QAEDA, ni siquiera podemos descartar que Bin Laden esté entre ellos», según el líder afgano.
Los comandantes del este de Afganistán esperaban encontrar al fugitivo saudí en Tora Bora y cobrar los 25 millones de dólares que Estados Unidos ha ofrecido por su cabeza.
La probable huida del jefe de AL QAEDA sentó como un jarro de agua fría en los muyahidin afganos. «Estados Unidos no nos ha pagado nada por luchar por ellos. Ahora esperamos que nos den algo de dinero o, al menos, un empleo», se quejaba Farhad Allah, un joven luchador de 18 años.
Los bombardeos estadounidenses en el este de Afganistán han eliminado todos los campos de entrenamiento de AL QAEDA y han matado a algunos de sus líderes, pero no han logrado su principal OBJETIVO: eliminar al enemigo número uno de Washington.
El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, admitió ayer, tras la decepción de Tora Bora, que «no sabe dónde está» el fugitivo saudí. «Nos llevará un día, una semana o dos años, pero lo encontraremos», dijo Powell.
Más de dos meses y 12.000 bombas después, el OBJETIVO que trajo a los norteamericanos hasta Afganistán sigue vivo y en libertad.
Palabra cumplida
En todo caso, a la hora de la verdad, muchos de los guerrilleros de Bin Laden cumplieron su palabra y lucharon hasta el final en una batalla perdida.
Varios muyahidin hablaban ayer con sus enemigos en un intento de convencerles para que se rindieran antes de la ofensiva final.
Lo que sigue es la trascripción de una conversación por radio entre un guerrillero tribal y uno de los hombres de AL QAEDA procedente de Yemen:
-¿Cómo estáis?
-Hay algunos heridos entre los nuestros.
-¿Por qué no os rendís?
-Esta es una guerra santa, tenemos que luchar. Incluso si morimos, la victoria habrá sido nuestra.
-¿Tienes familia?
-Sí, están en Yemen, pero tenemos que luchar.
-¿No quieres verlos?
-Sí.
-¿Por qué no os rendís?
-Nunca.
Hasta el último momento los muyahidin de las tribus del este de Afganistán trataron a sus enemigos con cortesía y ambos bandos se enviaron mensajes.
Los guerrilleros de AL QAEDA metieron en el bolsillo de uno de sus compañeros muertos una carta dirigida a los muyahidin. «No queremos luchar contra vosotros, sólo contra los americanos. Vosotros sois nuestros hermanos», se podía leer en ella.
Finalmente, y tras días de negociaciones, la ALIANZA del Este entró en el último reducto de AL QAEDA a sangre y fuego para luchar contra guerrilleros con los que algunos aseguran que llegaron a forjar «cierta amistad» a través de sus conversaciones por radio.
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