El suicidio se ha definido como el acto consciente de autoaniquilación autoinducido, que se entiende mejor como un sufrimiento multidimensional en una persona vulnerable que percibe este acto como una solución a sus problemas. El suicidio se asocia a frustraciones o necesidades insatisfechas, sentimientos de desesperación y desamparo, conflictos ambivalentes entre la supervivencia y una tensión insoportable, una disminución de las alternativas y una necesidad de escapar.
Tipos de suicidio:
a) El narcisista. Se mata para que la historia lo anote en sus anales o para que los periódicos hablen de su persona;
b) El jugador. Su oligofrenia focal le hace concebir que una buena racha lo hará inmensamente rico, pero como esto nunca sucede, al verse esquilmado se da un balazo;
c) El imitador. Es el neurótico que, a través de sus emociones y en busca de su propia exaltación, ve en el suicidio de otros un acto portentoso, digno de ser imitado;
d) El místico. Al no tener ya alegría o gozo en la tierra sino sólo sufrimiento, optan por quitarse la vida para volver al principio originario de todas las cosas;
e) El culpable. Tiene de primero a mutilarse con el impulso, quizá inconsciente, de buscar el perdón por medio del sufrimiento;
f) El deprimido. Todo lo ve gris, inútil, imposible, sin salida. Frecuentemente sufre depresión agitante;
g) El desahuciado. Es el que, al saberse viejo, enfermo e inútil, opta por cruzar el umbral de la puerta falsa, para evitarle problemas a su familia.
h) Suicidio por culpabilidad sexual. Sentimiento de culpabilidad por su estilo de vida. Frecuentemente lo amenazan con delatarlo y son objeto de chantaje. Sufren lo indecible cuando consideran que su familia y amigos pueden conocer sus debilidades. Son hipersensibles a un amor imposible o a un romance estéril.