En Villarino, los productores agropecuarios se organizaron para recorrer los campos y defenderse a los tiros de los delincuentes. El intendente habia dicho que defenderia a los productores que mataran a los criminales. La policia esta desbordada. Asaltos muy violentos y seguidos.
“Yo, si veo a un tipo que no conozco dentro del campo lo bajo. Ya no puedo confiar en nadie”, asegura Mario Ahumada, con una mezcla de bronca e impotencia contenidas. El hombre, de 61 años, es propietario del campo San Jose, en el paraje Estacion Algarrobo, a casi 50 kilometros de esta ciudad, cabecera del partido de Villarino, donde el domingo ultimo tres delincuentes protagonizaron un violento asalto que conmociono a esta pequeña comunidad del sur bonaerense.
Anteayer, el intendente local, Jorge Simoni (UCR), aseguro que defenderia a los productores agropecuarios que decidieran disparar contra delincuentes. Ayer, en la plaza, los restaurantes, las estaciones de servicio, los dos salones de Internet y hasta en la iglesia de este pueblo no se hablaba de otra cosa mas que de las declaraciones del “Zorro”, como se conoce al jefe comunal.
Con la misma fuerza con que el viento suele inclinar los arboles en este lejano y arido distrito, situado a 700 kilometros de la ciudad de Buenos Aires, los dichos de Simoni sacudieron la modorra pueblerina y multiplicaron reclamos cargados de postergaciones.
Hartos de reclamar mayor SEGURIDAD a las autoridades, los dirigentes de la Asociacion Ganaderos de Villarino para la Sanidad Animal-Zona Norte (Agavisa) decidieron, hace ya casi un año, empezar a defenderse por si mismos: montaron patrullajes nocturnos y parecen dispuestos a todo, como advierten cuando se les pregunta si matarian a un ladron que ingrese en sus propiedades.
Para ellos, el aumento del delito no responde solo a un incremento en el numero de casos, sino que, basicamente, radica en una “inadmisible y sospechosa pasividad policial frente al avance del CRIMEN y las mafias que vienen de la ciudad”, tal como denuncio Fernando Carrizo Fierro, titular de Agavisa.
“Nosotros empezamos haciendo INTELIGENCIA para ayudar a la Justicia y a la policia; seguimos pistas, entregamos pruebas, pero nunca paso nada, entonces nos dimos cuenta de que lo mejor era organizarnos”, conto Carrizo Fierro.
Los miembros de Agavisa conformaron grupos rotativos que por las noches recorren, armados, los caminos rurales alrededor de un circuito predeterminado.
A Hugo Mancere hace un año y medio le vaciaron un silo entero con trigo valuado entonces en unos 75.000 pesos; hoy integra una de las cuadrillas. “Desde mediados de 2002 comenzamos a sufrir robos y empezo la violencia, algo que nosotros desconociamos. Primero, tuvimos miedo y pedimos ayuda a la policia, pero ante la falta de soluciones decidimos organizarnos”, comento.
En el pueblo nadie puede olvidar el ATAQUE a Jacobo Lev, que vivia solo en una quinta en las afueras de Medanos.
Lev guardaba sus ingresos en frascos de vidrio que enterraba en el fondo de su casa bajo un robusto arbol. En octubre de 2002, dos delincuentes ingresaron en su predio y lo golpearon por negarse a revelar donde escondia el dinero. Cuando no soporto mas y comenzo a desenterrar los frascos los malvivientes le cortaron una oreja por haberles mentido. “Desde entonces que no tenemos paz”, afirmo Mancere.
En la comisaria, acorralado por la desconfianza de la comunidad, el subcomisario Esteban Pecastaing reconoce la falta de recursos humanos y materiales. Para cubrir un territorio de mas de un millon de hectareas, el oficial cuenta con 38 efectivos y siete moviles distribuidos entre su comisaria y dos delegaciones.
Fuente: La Nacion